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Las Hermanas Clarisas nos sustentamos con nuestro trabajo, según el deseo de nuestra Madre y Fundadora Santa Clara: “Las Hermanas a las que el Señor ha dado la gracia de trabajar ocúpense en un trabajo digno y de utilidad común”. Trabajo silencioso y comunitario que es prolongación de nuestra oración y fruto de la misma en el servicio y la entrega a los demás, como nos recomienda la Madre Clara: “Que el trabajo no apague el espíritu de oración y devoción al que todas las demás cosas deber servir” (R Cl).

Nuestros principales medios de sustento son la elaboración de hostias y la confección y bordado de ornamentos.

También realizamos una labor no menos importante en el torno de nuestro monasterio: acoger, escuchar y saciar el hambre de encuentro con el hermano que reina hoy en nuestro mundo de individualismo y prisas y el hambre de pan de tantos hermanos necesitados que acuden a nuestra puerta cada día, reconociendo en ellos a Cristo hecho débil para llenarnos de Vida y Salvación, llevando así a nuestras obras la palabra del Evangelio que profesamos vivir en nuestra vocación contemplativa clariana: “Lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos Conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40).

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