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Antes de iniciar el recorrido por las diversas salas del Museo, el visitante tiene la oportunidad de conocer, a través de una proyección, la realidad histórica, conventual  y museística de este edificio ocupado por la Comunidad de religiosas clarisas desde el siglo XVI. Un recorrido por la magnífica arquitectura constituida por dos espaciosos claustros, corredores, celdas, locutorios, tornos, escaleras, capilla, ajimez (mirador), patios, etc., donde la madera (tea) adquiere un notable protagonismo.

Antes de iniciarse el recorrido por cada una de las salas, indicamos que toda la obra expuesta pertenece al convento. Un legado compuesto por esculturas, pinturas, grabados, textiles, orfebrería, documento, reliquias, etc., que la comunidad de religiosas ha ido acumulando, cuidando y conservando a lo largo de sus 400 años de existencia, gracias a las aportaciones de sus benefactores, abadesas, familias protectoras del convento y allegados, constituyendo así un valioso legado de arte religioso compuesto básicamente por pinturas al óleo (60%), de autores en su mayoría anónimos (XVII-XIX) aunque algunos de los lienzo aparecen firmados como, por ejemplo, los pertenecientes a Juan de Miranda (1723-1802), Francisco Antonio Vallejo (1722-1785), entre otros. Un elevado porcentaje hace

referencia al tema mariano, especialmente a la Inmaculada Concepción; también a santos y santas de la Orden, a episodios de la Pasión de Cristo y a todo lo relacionado con el ámbito del convento. El capítulo escultórico, aunque más reducido que el pictórico, cuenta con obras muy significativas, trabajadas en madera, policromadas y estofadas, casi todas ellas anónimas, aunque de talleres identificados, tanto locales como foráneos. Son interesantes aquellas piezas realizadas en alabastro y en otros materiales, así como las miniaturas. La orfebrería ocupa un espacio importante compuesto por valiosos ejemplos de talleres peninsulares, americanos y canarios. De igual manera, los textiles son otra prueba más del buen hacer de aquellos obradores privados y conventuales del pasado, así como la inestimable colección de cerámica.

Toda esta riqueza artística se distribuye en 7 amplias salas de acuerdo con la temática franciscana, más las obras expuestas en los corredores, relacionadas con la vida y costumbres de la comunidad de religiosas.

En la planta alta del Museo se encuentran las salas I, II, III, IV, V.

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